Hace relativamente poco en un grupo de
trabajo personal, un querido compañero mío vino y me abrazaba mientras yo
miraba tranquilamente un fuego en una estufa que acaparaba toda mi atención
produciéndome un estado hipnótico. Vino en busca de refugio, de ”calor”, no el
de la chimenea, sino buscando mi abrazo tras un momento duro emocionalmente
para él. Me decía con estas palabras: “mi querida Emi, la madre de todos”
mientras se abrazaba a mis piernas tumbándose en el suelo a mis pies.
Hace unos años, estas palabras me hubieran hecho llorar al no poder yo ser
madre biológica de una criatura. Siempre he sido y seré muy madre. La no
maternidad no es sinónimo del no maternaje.
MADRE TIERRA
Considero que todos tenemos la capacidad
de hacer maternaje. Un hombre, una institución, un animal, un Estado, etc.,
puede perfectamente llevar a cabo una función materna de igual manera que lo
realiza una madre biológica.
Quiero explicar aquí algo sobre el
arquetipo de Madre del que habla Jung. Dentro del mundo arquetípico que
Carl Gustav Jung definió de madre, citaba varios aspectos y formas típicas;
nuestra madre, las abuelas, la suegra, cualquier mujer con la cual se está en
relación, figuras que nos han hecho la función materna, las diferentes diosas,
la Virgen madre de Dios… en sentido más amplio la ciudad, la tierra, el bosque,
el mar y el estanque; la materia, el inframundo y la luna; en sentido más
estricto como sitio de nacimiento ó de engendramiento: el campo, el jardín, el
peñasco, la cueva, el manantial, la fuente profunda, la pila bautismal, la flor
como vasija (rosa y flor de loto); como círculo mágico y en el sentido más
estricto la matriz, toda forma hueca, el horno, la olla; como animal la vaca,
la liebre y más animales.Todos estos símbolos pueden tener un
sentido positivo, favorable o un sentido negativo, nefasto. Un aspecto
ambivalente en el sentido de algo que devora o envuelve también a sus víctimas en
un abrazo, como un gran pez o la serpiente, la tumba, el sarcófago, la
profundidad de las aguas, etc. Todo esto son rasgos esenciales del arquetipo de
la madre. Las características de éste son lo “materno”, la autoridad mágica de
lo femenino, la sabiduría y la altura espiritual que está más allá del entendimiento;
lo bondadoso, protector, sustentador, dispensador de crecimiento, fertilidad y
alimento; los sitios de la transformación mágica, del renacimiento; el impulso
o instinto benéficos; lo secreto, lo oculto, lo sombrío, el abismo, el mundo de
los muertos, lo que devora, seduce y envenena, lo que provoca miedo y no
permite evasión.
Diferentes características
contraponiendo la madre amante y la madre terrible. Tres aspectos esenciales de la madre: bondad, pasión y tiniebla. Su
bondad protectora y sustentadora, su emocionalidad orgiástica y su oscuridad
inframundana. La luz y la sombra del arquetipo que se encuentra en el
inconsciente colectivo en todas las culturas.
Todo esto me hace pensar que el
maternaje y el arquetipo de madre está tan presente en el mundo que todos
nosotros lo llevamos dentro. Invito a explorar en cada uno de nosotros como es
el maternaje que hago yo en el mundo, desde esta función, desde esta idea,
desde este concepto. Me encantaría que cada uno pudiese descubrir cómo es su
maternaje.
Maternaje: “Se refiere al conjunto de procesos psico-afectivos que se desarrollan e
integran en la mujer en ocasión de su maternidad” (Recamier).
El maternaje bajo mi propio criterio
tiene que ver con el amor, los cuidados, la valoración y la atención que una
persona pone a un hijo ó si éste no existe, lo pone en la tierra, en su jardín,
en su cultura, en su círculo social, familiar, de pareja, laboral o mejor aún,
en uno mismo,… para que salga adelante de la mejor manera posible y que implica
un compromiso, una dedicación, una entrega y una ilusión.
¿Cómo has vivido el maternaje que has
recibido tú?, ¿Cómo lo haces tú?, ¿Te lo das a ti misma?. Estas tres cuestiones
me parecen imprescindibles de responderse. Ahí lo dejo caer. Mi última
reflexión de la semana.
Dedico estas líneas a Claudio, un paciente con esquizofrenia que siempre me
llamó “MAMA EMI” al que hice maternaje como mejor pude y supe. Con sus
opuestos.
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