miércoles, 25 de febrero de 2015

Berlín, cuna de la gestalt, por Carmen Gascón


Fritz Perls en Berlín 1893-1933. Expresionismo, psicoanálisis, judaísmo. 
Bernd Bocian

Ed. Cuatro Vientos, Santiago de Chile 


Se trata de un libro imprescindible si queremos entender cómo se forjó el Perls que conocemos. Su historia y los momentos sociales, políticos, culturales y artísticos que le tocaron vivir están magistralmente expuestos a través de los diferentes capítulos.

Su lectura nos invita a revisar autores y recomponer mapas mentales para entender el Berlín en el que Perls se fue forjando: el psicoanálisis y los psicoanalistas más de la izquierda como Erich Fromm, el expresionismo, los círculos de vanguardia en los que Perls se implicó, como el movimiento dadaísta: «Los dadaístas desarrollaron el principio del collage para reflejar las contradicciones reales prevalecientes de la vida personal…». Trabajar con los conflictos intrapsíquicos y las polaridades, algo clave en la terapia gestalt, tuvo sus raíces en este ambiente donde la «filosofía de la polaridad» de Friedlander/Mynona, con su malabarismo positivo y creativo de contradicciones, jugó un papel central para Perls, nos cuenta Bocian.

El biógrafo nos presenta a un Perls joven tocado por la guerra y sus experiencias traumáticas. Perls era miembro de la «generación del frente». Nacidos en los años 80-90, durante su juventud experimentaban fases eufóricas y de mucha ansiedad sobre el futuro, el ánimo inherente a la primera guerra mundial, algo que llevaba a muchos jóvenes a acercarse a las derechas. No así en el caso de Perls, que socializó en los círculos bohemios de Berlín, que tuvieron en él un influjo determinante. Y pensemos que Perls era judío, por lo que aún le quedaba por vivir la emigración.

La lectura nos va mostrando el complejo camino que realizó Perls para llegar a sus conclusiones, teorías y concepciones filosóficas, y da buena cuenta del empeño, el deseo, la curiosidad, la capacidad de franquear obstáculos, la caída de ideales, el encuentro con teorías que después debía dejar en el camino, su afán de comprensión que no repara en esfuerzos… Emerge del conjunto la profundidad de este hombre a quien desde la gestalt admiramos y seguimos aunque, a mi modo de ver, con una visión demasiado pobre de él. Es por ello que recomiendo la lectura de este texto, como una forma de rendirle un homenaje a él y los muchos hombres que nos dejaron muestras de su lucha en la búsqueda de un orden interno, en medio de ese desierto decepcionante que fueron los años de la primera y segunda guerras mundiales.

La biografía consigue mantener la atención pues va rellenando lagunas y está tan bien escrito que en cada capítulo te entran ganas de pasar al siguiente y seguir recomponiendo un mapa social, reconociendo el esfuerzo de tantos intelectuales y artistas y comprendiendo mejor qué es eso de la gestalt. 

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