miércoles, 21 de enero de 2015

Carmen Vázquez comenta:

Delphine de Vigan, Nada se opone a la noche
Anagrama, 2012


«He comprendido qué magnífico homenaje puede ser una novela cuando su objetivo no se limita a recomponer cuentas pendientes, sino acercarse a una verdad». Estas palabras de la autora de este libro (no puede llamarse estrictamente «novela») explican mejor que cualquier otra observación lo que ella ha pretendido al escribir sobre su madre, una mujer complicada y atractiva, llena de ternura y de locura, con un deseo desesperado, pero tan voluntarioso, de encontrar su lugar en el mundo, algo especialmente difícil para ella. Delphine de Vigan, que ya había escrito otro libro, también a medias entre lo autobiográfico y la autoficción (Días sin hambre, Anagrama, 2013), probablemente ya habrá logrado, a través de la escritura, hacer las paces con sus padres, con su familia, y consigo misma, precisamente por ese acercamiento sincero a la verdad.

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